Melón
Un melón maduro tiene que desprender un aroma dulce y delicado, pero no excesivo, ya que sería un indicio de que está pasado.
Hay que escoger los ejemplares más compactos y pesados, y prestar atención a su piel, que debe ser gruesa, sin manchas y con el color que corresponda a su variedad.
Otra forma de conocer su estado consiste en presionar, con el pulgar, en el extremo del tallo, que debe ceder ligeramente si la fruta se encuentra en condiciones.
En caso de que aún esté algo verde, lo podemos almacenar en un lugar aireado y fresco hasta que se madure. Sin embargo, una vez maduro debe consumirse pronto.
Lo mejor es conservarlo en el frigorífico, aunque solo por unos pocos días y cubrirlo con un film transparente para evitar que se impregne de otros aromas.
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